Por su contenido en bechamel, le dedico esta receta a mis amigos maliayos, después del último desastre, alguna vez os demostraré que sí sé hacerla, que un mal día lo tiene cualquiera.
Ingredientes:
Ingredientes:
- leche (poco más de medio litro)
- aceite
- harina
- cebolla (es opcional, conozco odiantes)
- espinacas (yo utilicé unas congeladas, como 100 gramos, pero frescas también valdrían)
- pan rallado (en mi caso, trituré un pan de mezcla de centeno y trigo que había quedado duro danzando por casa, no es tan fino como el industrial, pero sin duda más rico y sano)
- un huevo
- sal y pimienta
Elaboración:
Para la bechamel picamos un poco de cebolla (finita) y la freimos con un poco de aceite (la mayoría de la gente usa mantequilla), cuando esté blandita echamos una cucharada de harina y revolvemos durante unos minutos, a fuego suave, sin que se llegue a quemar, una vez que pase este tiempo vamos añadiendo la leche poco a poco, siempre con el fuego flojo, hasta conseguir una masa uniforme y consistente. Salpimentamos.
Ahora añadimos las espinacas, que hemos descongelado previamente, o si las utilizamos frescas, que hemos hervido durante unos cinco minutos. Por supuesto, bien escurridas. Lo mezclamos bien y dejamos que se haga un poco más, tras unos minutos volcamos en un plato hasta que enfríe la masa y se puedan moldear y rebozar (en la nevera de un día para otro, incluso mejor).
Cuando esté fría la masa, vamos cogiendo pequeñas porciones y haciendo bolitas, las pasamos por pan rallado, luego por huevo y, finalmente, pan rallado de nuevo.
Se pueden freír en el momento, o congelar para otro día. El aceite tiene que estar bastante caliente, pero no "al máximo" pues eso las haría estallar.
Observaciones:
Creo que esta receta estaría estupenda también con un poco de queso de cabra (el mejor amigo de las espinacas) añadido a la masa, pero no tenía, si algún día repito el proceso, ya os contaré como me fue, si lo hacéis vosotros, me diréis si estaba equivocada o no.
Las croquetas son bastante agradecidas, así que incluso un carnívoro redomado las aceptará como aperitivo, aunque no renunciará a sus habituales comentarios sobre la pación de las vacas.
La pinta, desde luego, es extraordinaria y seguro que sabe exquisito. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias "anónimo".
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