Un experimento rápido y afortunado.
Ingredientes:
Ingredientes:
- una cebolla
- vino blanco
- sal, pimienta, perejil y aceite de oliva (y una cayenita, si amamos el picante)
Se corta la cebolla en rodajas de un centímetro de espesor aproximadamente, se echa una cucharadita de aceite en la sartén y se ponen las rodajas como si fueran a la plancha, sin que se desmonten los aros.
Se da vuelta y cuando ambos lados estén dorados se cubre con vino blanco, se añade la sal, la pimienta, el perejil y la cayena (sin triturar, a no ser que os gusten las emociones fuertes) y se deja que se evapore todo el líquido (cinco o diez minutos a fuego fuerte).
Observaciones:
Eso es todo, es un plato sorprendente por su textura en primer lugar, supercrujiente (al menos, a mí me quedó así) y por su sabor, bastante fuerte pero armónico. Animaos, es un buen acompañante, un original aperitivo o un exquisito primer plato, y apto para todo el mundo, menos, claro está, esa legión que odia la cebolla (pero intenta amarla).
Genial! Esta receta es de las que me gustan a mi, facil y rica. Me la apunto!
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Alba, es todo un halago viniendo de alguien con un blog tan bonito como el tuyo.
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